5:00 AM

Es tarde, las cinco de la madrugada. Tirado en la cama, con los ojos fijos en el techo. Es una mirada perdida, una mirada que no contempla nada en absoluto. Restos de lágrimas cruzan mi cara hasta ir a parar a la almohada.
¿Qué hago mal? Esa pregunta ronda mi mente sin parar, taladrándola una y otra vez, durante horas, mientras me rodea la profunda oscuridad de mi habitación.
Me he preguntado tantas veces esta noche si existirá la persona que realmente encaje conmigo, que el sentido de la pregunta ha terminado por esfumarse. Quizás sea hora de borrar todos esos sueños en los que tu y yo nos besamos bajo la lluvia, fundidos en un eterno abrazo, mientras que el tiempo se detiene y nos convierte en el centro del universo.
Sueños que se convirtieron en nombres escritos a fuego dentro de mí, nombres que fueron representando ilusiones, ilusiones que ahora no son más que polvo que el aire extiendo por el suelo mojado.

Sigo mirando al techo. El techo sigue mirándome a mí.
Será mejor que me duerma.

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